Te dicen que eres particular…
Particularmente igual a los demás.
Que no.
Que yo no quiero terminar así.
Que de grande quiero ser de verdad.
No como esos…
No como esos con sus trajes espaciales.
Que te doy la mano, y si lo necesitas,
No me importa que llegues hasta el brazo.
Que si abrazo sepan que no quiero nada a cambio.
Que si en cambio grito es porque lo necesito.
Y me callo.
Que apreciar el silencio es arte.
Que llorar no es debilidad.
Que quiero ser real.
Que a veces dos más dos no es cuatro,
Que si es rojo o es blanco.
Que fumar hace daño, que si te necesito, te llamo.
Que a veces hablar es necesario.
Que sí.
Señor, sí… disculpe, quiero ser poeta.
¿Se sienta conmigo y comparte un par de historias?
¿Loca? No no no, no estoy loca.
¿Sí? Perfecto.
Siéntese que le invito un café.
Tiene pinta de escritor, ¿eh?
¿Sí? Cuénteme…
Que siempre lo que diste, regresa.
Que no es cuento eso de que nadie es perfecto.
Que uno solo no cambia el mundo, pero
Que con Dios somos mayoría.
Que lo real no es perfecto.
Qué María lo dejó, y
Él nunca la olvidó.
Que el amor se construye de a dos.
Que más importante es regalar una sonrisa que tenerla puesta.
Que el pasado eso es y nada más.
Que es mejor arriesgarse a eternamente preguntarse.
Que en la oscuridad,
Hasta tu sombra te abandona, pero un amigo jamás.
Que no hay cosa más real
Que el baile de la luna con el mar.
Que lo real no es perfecto.
Sí, Señor, disculpe… eso ya lo mencionó.
¿Qué? ¿Que es lo más importante?
Pues sí…
¿Sí? Por supuesto, nos reuniremos otra vez.
Vaya, escriba que al alma le hace falta y a mí también.
Vaya usted también con Dios.
Que el alma, naturalmente, no envejece.
Que el corazón no se cansa de latir versos.
Que sí se puede volar sin alas.
Que quiero ser poeta y solo eso.
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