sábado, 28 de enero de 2012

Y se alzó la voz (1)

Y se alzó la voz, la poderosa voz de aquel que clamaba sin cesar, que pedía, sin aparente cansancio, que se le devolviera lo que alguna vez le había sido quitado, lo que alguna vez, lejano pasado... le había pertenecido. La ya antes escuchada petición, negada una vez... fue desechada. No querían saber más de aquella alma agotada, de aquel espíritu abatido que ayuda era lo único que pedía, que ayuda era lo único que necesitaba. ¡¿Por qué no se van?! Gritaba a viva voz... ¡¿Por qué no encuentran su propio camino?! Susurraba de vez en vez. Perdía la noción del tiempo, cruel para él siempre sería la descripción de aquel inmisericorde pasar de los días sin que sus súplicas sean respondidas.
Cual sol al alma agotada dolían los recuerdos, recuerdos que como poderosos látigos azotaban su mente. Las heridas, que en carne viva permanecían, parecían no sanar nunca, lo que hacía aún peor la agonía... el no saber a donde iba a parar después de tanto sufrimiento... que por cierto, había venido de la mano con la decisión de tomar el camino equivocado. No me iré sin respuesta había dicho alguna vez... ineludible sentimiento el que se desprendía de su ahora triste corazón. Las cosas no siempre habían sido así, eso era lo peor solía pensar, el haber tenido otra realidad y no haberla sabido aprovechar, el haber tenido más sueños que una simple respuesta y no haberlos seguido, el recuerdo de haber amado... odiaba como eso último lo hacía sentir, lo peor no era pasar por todo este dolor... lo peor era tener que enfrentarlo sin nadie a su lado. La soledad carcomía poco a poco lo que de su alma quedaba.

Apoyó su rostro en la pared, era un día caluroso, el sol pegaba como nunca antes lo había hecho, poco a poco se fue deslizando hasta tocar el piso, en cuestión de segundos sus ojos se cerraron y por algún tiempo pudo olvidar... o al menos eso pensaba...

viernes, 20 de enero de 2012

Quiero ser poeta

Te dicen que eres particular…
Particularmente igual a los demás.

Que no.
Que yo no quiero terminar así.
Que de grande quiero ser de verdad.
No como esos…
No como esos con sus trajes espaciales.

Que te doy la mano, y si lo necesitas,
No me importa que llegues hasta el brazo.

Que si abrazo sepan que no quiero nada a cambio.
Que si en cambio grito es porque lo necesito.

Y me callo.

Que apreciar el silencio es arte.
Que llorar no es debilidad.
Que quiero ser real.

Que a veces dos más dos no es cuatro,
Que si es rojo o es blanco.
Que fumar hace daño, que si te necesito, te llamo.

Que a veces hablar es necesario.

Que sí.
Señor, sí… disculpe, quiero ser poeta.
¿Se sienta conmigo y comparte un par de historias?
¿Loca? No no no, no estoy loca.

¿Sí? Perfecto.
Siéntese que le invito un café.
Tiene pinta de escritor, ¿eh?
¿Sí? Cuénteme…

Que siempre lo que diste, regresa.
Que no es cuento eso de que nadie es perfecto.

Que uno solo no cambia el mundo, pero
Que con Dios somos mayoría.

Que lo real no es perfecto.

Qué María lo dejó, y
Él nunca la olvidó.
Que el amor se construye de a dos.

Que más importante es regalar una sonrisa que tenerla puesta.
Que el pasado eso es y nada más.
Que es mejor arriesgarse a eternamente preguntarse.

Que en la oscuridad,
Hasta tu sombra te abandona, pero un amigo jamás.

Que no hay cosa más real
Que el baile de la luna con el mar.

Que lo real no es perfecto.

Sí, Señor, disculpe… eso ya lo mencionó.
¿Qué? ¿Que es lo más importante?
Pues sí…

¿Sí? Por supuesto, nos reuniremos otra vez.
Vaya, escriba que al alma le hace falta y a mí también.
Vaya usted también con Dios.

Que el alma, naturalmente, no envejece.
Que el corazón no se cansa de latir versos.

Que sí se puede volar sin alas.
Que quiero ser poeta y solo eso.

Inspiración

Es difícil creer que estuviste aquí alguna vez, y solo eso.
No sé que escribir, te fuiste y me dejaste sin nada que decir. Las palabras que antes fluían cada vez que mi lápiz frente a un papel estaba... desaparecieron, se fueron, ya no están aquí. No sé si vuelvan, de todo corazón espero que si, pues, si no puedo escribir, mi corazón no encuentra la razón para seguir. Si no puedo escribir no sé para que ni por qué estoy aquí.
Así que hoy... hoy te lo pido, regresa, regresa para nunca jamás irte, regresa y prometo apreciarte y jamás subestimar el poder que me das, tú, que todo lo sientes, quédate... porque ahora sé que sin tí no hay palabras, no hay frases, no hay nada.